Esta fue la contradicción que encontré en la obra de El Bosco. Lo golpea a uno por que es insuperable, sin ningún elemento de juicio anterior, expectativa o información me sorprendí con sus pinturas. Probablemente por esa contundencia es que ha fascinado a los mirones comunes y corrientes, visitantes de museos casi por obligación u oportunismo (como yo) tanto o mas que a expertos y estudiosos del arte. Al fín, después de mucho "amague" fui al Prado con Juulia Aliide.
En la colección permanente del museo hay una sala dedicada a la pintura flamenca primitiva entre las que se destaca principalmente este pintor. Vivió en el siglo XV, lo que lo ubica en una época de manifiesto rigor religioso y persecuciones ideológicas por parte de la iglesia católica. La muestra incluye sus dos pinturas mas famosas: El jardín de las delicias y la mesa de los 7 pecados capitales que impresiona y atrae igualmente. La temática manifiestamente mística contrasta con lo conceptual y reduccionista de los personajes e incluso el paisaje que fabrica. En técnica y estilo asociado a sus contemporáneos pero con la descriptiva figurativa del surrealismo mas estricto. ¿No se trataba tal vez, del Dalí de su época? Es la sensación con la que uno se queda.
Visiblemente atormentado por las lecciones morales pero tocado por la misma gracia creativa. Me quede completamente cautivada con la imagen del jardín de las delicias, en un formato muchísimo mayor al que me imaginaba. ¿Cómo fue que pudo "componer" con tanta libertad "impunemente"? La imagen corresponde al panel central de la obra que no refleja en nada el impacto del color y las dimensiones del original.
1 comentario:
ciertamente fue la misma percepción que tuvimos al estudiarlo en 'saberes de vida' claramente surrealista. Sin embargo, aunque me encanta éste, particularmente porque mi percepción es que proyecta un finísimo sentido del humor, la obra del bosco no es mi favorita. Me quedo con Goya y Velasquez, entre los clásicos porque como sabe, mi favorito es Vermeer.
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